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El páramo del Sumapaz en el departamento de Cundinamarca se configura como una región con Bogotá y once municipios de cuatro departamentos.  Se eleva en la cordillera Oriental, formado por  agrestes montañas, con lagunas, donde nacen  innumerables ríos, quebradas y pequeñas fuentes de agua que transcurren  por valles profundos influenciados por la flora y la fauna de diversos climas  tesoro biodiverso de un ecosistema  estratégico que conforma una gran estrella fluvial para el centro del país que sustentan de  agua  a tan importantes afluentes como el magdalena y el Orínoco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Sumapaz fuente hídrica y de vida  para el país ha escrito su historia, en medio de múltiples conflictos. La colonización  de campesinos provenientes de otras regiones que huían de la pobreza y otras tensiones y  la precaria presencia del estado generaron una desigualdad en la tenencia de la tierra, y por esto muchos campesinos  reclamaban  el derecho a cultivar la tierra sin tener que pagar alquiler. Tales hechos  propiciaron la violencia.

 

A principios del siglo XX en Sumapaz miles de familias campesinas alzaron su voz sin armas ni apoyo del estado,  por sus derechos se organizaron fuera del bipartidismo, junto a  Erasmo Valencia y Juan de la Cruz Varela personas de carácter honesto, sensibles con su comunidad, lideres natos comprometidos con el campesinado que ganaron la batalla contra el latifundio y que sus reclamos se convirtieron en un interés nacional.  Resistieron las miles de familias junto a Juan De La Cruz Varela  luego del suceso del 9 de abril y de la muerte de Erasmo Valencia en 1949,  en forma de autodefensa campesina   hasta 1953 ante el intento de corservatizar la zona por parte del gobierno, un nuevo suceso lo obliga a recurrir a las armas  ante el ataque en Villa Rica Tolima puerta y entrada al Sumapaz en el oriente del Tolima en el año de 1955  por la dictadura de Rojas Pinilla.

 

En el Sumapaz  miles de campesinos se hicieron de un pedazo de tierra, por las luchas agrarias que allí se libraron desasiéndose de grandes haciendas latifundistas  que recurrieron a la violencia.

 

Sin embargo hoy nueve  décadas después del inicio de las luchas agrarias en el Sumapaz en el país  sigue vigente la pobreza, la desigualdad, tierras poco productivas, la violencia,  agregando el saqueo multinacional y  el mal uso de los recursos naturales. Tales palabras se nombran por la intención de multinacionales como EMGESA, ENDESA que de nuevo abren el debate sobre el uso de la gran riqueza  que posee la región del Sumapaz  sobre todo en el uso del Rio Sumapaz  para generación eléctrica  que se proyecta la obra en cuatro municipios (Cabrera, Venecia, Icononzo y Pandi).

 

La angustia de los campesinos  por la posible construcción de ocho  mini centrales a filo de agua  es evidente, más cuando existe la posibilidad que se alteren los ecosistemas de la región y se privatice  el invaluable recurso que nace desde la cumbres  del paramo como una fabrica natural que sustenta los cultivos, el ganado, sus habitantes etc.. más cuando la respuesta hacia los campesinos no es de socializar, si no sobre el convencimiento de la construcción y de que no se oponga resistencia, ofreciendo incentivos irrisorios, moviendo fichas en  algunas instituciones municipales hasta los nacionales y en muchas partes la intimidación de las fuerzas militares siendo usados.

En la localidad 20 de Bogotá D.C de la respuesta de quienes allí habitan fue contundente, no hay dinero que pague estas tierras y más hoy cuando existe un arraigo cultural y cuando hoy sabemos los intereses de emporios económicos, pero sin embargo insisten actualmente en otros municipios cuando se sabe que estas tierras, los antepasados  de estos campesinos las obtuvieron con sangre y que pretenden preservar.

 

Redactado

Walter Ávila.

 

 

 

 

 

DEFENDAMOS EL SUMAPAZ

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